martes, 10 de agosto de 2010
Ya no somos..
En la primera juventud uno es capaz de dar y recibir una azotaina espantosa. Pero el tiempo mina la resistencia, hasta de los mas fuertes. El tejido de las cicatrices se forma sobre las heridas continuamente. Ya ves; ahora ya no es preciso que nos peguemos muy fuerte. Basta con un gancho bien dirijido contra la cicatriz y la herida se abre de pronto, y mana la sangre.
Se ha abierto entre nosotros una especie de sima espantosa. Ya no sabemos conversar siquiera. Parece que solo queremos ofendernos mutuamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario